El mejor ejercicio para el cerebro

¿Cuál es el mejor ejercicio para la generación de nuevas neuronas en el cerebro?
Hace poco leímos una noticia del famoso Dr. Perlmutter, el autor del libro “Cerebro de Pan”, que nos fascinó. Preguntaba qué pasaría si podríamos proveer nuestro cuerpo de células madre y así crear células de cerebro y mejorar el crecimiento y funcionalidad de nuestro centro de memoria (el hipocampo) y esto totalmente seguro y ¿¡gratis!?

Para ponernos en situación: el tratamiento con células madre consiste en extraer estas mismas células de la médula ósea, de la sangre o del cordón umbilical para volver a introducirlo en el torrente sanguíneo para que cree las células que sean necesarias. Estas pueden ser células pulmonares, pancreáticas, de cartílago y hueso, epiteliales y también neuronas, que son las que nos interesan aquí. Este tratamiento se usa sobre todo en oncología cuando los pacientes se han quedado muy debilitados después de varias quimio- y radioterapias o cuando se ha de combatir una leucemia para crear nuevas células sanguíneas. El lado negativo de esta terapia es que no es ausente de efectos secundarios y/o rechazos.
¿Entonces cómo creamos estas células madre de forma gratis y segura? Fácil, ¡con ejercicio físico! ¡Correcto! Luego veremos cuál es el mejor ejercicio para el cerebro en especial.

Pero el ejercicio físico podía no solo regenerar, sino crear nuevas neuronas, como si hiciéramos un tratamiento de células madre, pero más natural y sin posibilidad a producir rechazos o tener efectos secundarios.

Esto es una oferta irrechazable sobre todo cuando hablamos de personas con riesgo de Alzheimer u otras enfermedades de degeneración cerebral.


En un estudio donde se siguió a más de 800 ancianos se reveló esta magnífica correlación entre el gasto energético y varias áreas importantes del cerebro incluso hasta crear nuevas células en el cerebro. Esto sugiere que el ejercicio físico puede moderar condiciones neurodegenerativas e incluso aumentar el volumen de la materia gris para mejorar la estructura del cerebro central y el funcionamiento cognitivo.

Pensamos que el poder auto-curativo de nuestro Ser muchas veces está menospreciado y con esta entrada queremos colaborar a volver a obtener el poder sobre nosotros mismos, sobre nuestra evolución, sobre nuestro bienestar.
¿Pero cuál es el mejor ejercicio para el cerebro?

Todos sabemos que hacer ejercicio físico es bueno para una salud a largo plazo. Ahora sabemos que también lo es para el cerebro. Un estudio de la Universidad de Michigan y de la Universidad finlandesa Jyväskylä han identificado que tipo de ejercicios son los mejores para nuestro cerebro. Los investigadores pusieron a ratas a hacer tres tipos de entrenamientos:

1) entrenamiento de alta intensidad en una cinta de correr
2) entrenamiento de resistencia subiendo y bajando escaleras con pequeñas pesas encima de ellas y
3) ejercicio aeróbico en una rueda.

De seis a ocho semanas más tarde, extrajeron tejido del hipocampo de cada rata – la parte responsable de la memoria y el aprendizaje.

El resultado fue el siguiente:

Las ratas que estuvieron en un entrenamiento de alta intensidad estaban más fuertes, pero sus cerebritos no demostraron señales de crecimiento neuronal comparado con los de las ratas de control. Los investigadores concluyeron que el entrenamiento proporcionó otros cambios también muy positivos como la creación de vasos sanguíneos y nuevas conexiones entre las neuronas, pero no creó nuevas neuronas.

Ratas que estuvieron con un entrenamiento de resistencia estaban muy en forma comparándolas con las ratas de control. Se crearon algunas nuevas neuronas, pero los investigadores descubrieron que la intensidad de los ejercicios estresan el cuerpo y probablemente minan los posibles beneficios cerebrales.

Las ratas que hicieron entrenamiento aeróbico mostraron una neurogénesis (creación de nuevas células cerebrales) constante y entre más lejos corrían, más nuevas neuronas creaban. Otros estudios también revelan que hacer ejercicios aeróbicos incluyendo actividades como ir en bicicleta, correr, esquiar, nadar, etc., pueden doblar incluso triplicar el número de nuevas neuronas creadas.

Una investigación a largo plazo

En otro estudio en los que se siguió a 1.500 participantes de una edad sobre los 40 años. Hicieron ejercicio sobre una cinta de correr y se registraron los resultados incluyendo un escáner cerebral. 20 años más tarde se repitió la prueba. Ambas veces se midió cuanto tiempo podía entrenar cada persona hasta llegar a estar exhausto o hasta llegar al 85% de su frecuencia cardíaca máxima (una media según edad y sexo) y también se medía la presión sanguínea. Los investigadores descubrieron una correlación significante entre la capacidad de entrenamiento y la masa cerebral. En particular entre más alta era la presión sanguínea en edad media, más pequeño era el volumen del cerebro 20 años más tarde.

La autora del estudio Nicole Spartano, PhD explica que “la diferencia de nuestro estudio fue que al ser a largo plazo pudimos constatar que estar en buena forma en la edad media estaba muy relacionado con el envejecimiento dos décadas más tarde. Así es que a lo largo de una vida estos mecanismos pueden tener un impacto en la degeneración neuronal y prevenir el deterioro cognitivo a edad avanzada.”
Otros estudio

También relacionado con el ejercicio aeróbico incluso existe un resultado preliminar de un estudio actual que está investigando la correlación entre el ejercicio en el tratamiento exitoso de la esquizofrenia, sobre todo en estados tempranos.

Otro ensayo habla de la actividad del correr y andar como la expresión de nuestra evolución y su estrecha conexión con la proliferación de las neuronas sobre todo en el hipocampo en parte a través de la inducción de endorfinas (hormonas del bienestar) y diversos otros factores de crecimiento neuronal.

E incluso un estudio nos descubre que el ejercicio atenúa la neuroinflamación (la inflamación en las células del cerebro) en el hipocampo en personas mayores.

El estudio mencionado al principio con los 800 ancianos concluyó que actividades aeróbicas como pueden ser la jardinería, andar, ir en bicicleta, nadar o cualquier ejercicio que aumente el ritmo cardíaco estaban asociadas con una reducción del 50% en el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer – una enfermedad para la que todavía no se ha encontrado una cura.

Así que, si tienes la posibilidad de hacer ejercicio al aire libre, en un entorno natural, un bosque, una montaña o estáis cerca del mar, salid a la naturaleza. Combinad el ejercicio físico con las bondades que nos provee el aire puro y cargado de energía pura y vitalidad.
¡A salir y a moverse!

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