Ejercicio para cuando estamos muy cansados

Si estamos enfermos o agotados no hace falta que sigamos una rutina de ejercicio estricta, pero sí es conveniente que, al menos, caminemos o hagamos algunos estiramientos para mantenernos activos.
A todos nos ha ocurrido alguna vez no tener ganas hacer ejercicio y mucho menos de pisar un gimnasio. Mucho trabajo, falta de descanso, preferir hacer otra cosa…

Para algunos estas son las excusas perfectas para no asistir a una clase. “Mejor voy mañana”, pero tampoco se cumple. No olvides que una falta en el entrenamiento trae como consecuencia otra ausencia, y así sucesivamente, hasta que terminas abandonando.

En este artículo te contaremos por qué es necesario practicar deporte aunque estemos cansados y qué ejercicios son los más adecuados en ese momento.

Nada de excusas

Si no eres muy amante del ejercicio es más probable que busques cualquier otra actividad para hacer antes que cumplir con tu rutina. Hay días en los que verdaderamente te cuesta demasiado ponerte la ropa de gimnasia, ser valiente y afrontar lo que te toque en suerte.

Hoy en día vivimos de aquí para allá y es frecuente sentirse cansado, sin energías ni fuerzas. Solo pensamos en tumbarnos en el sofá o dormir 20 horas seguidas.

Es verdad que faltar un día al gimnasio no es un problema. Lo que sí nos perjudica es continuar en esa postura de faltar a cada rato.

¡Y luego nos quejamos si la ropa no nos queda como deseamos o si tenemos un vientre cada vez más abultado!

Hacer ejercicio cansa. Y nos lleva tiempo. Y requiere un esfuerzo. Y nos saca del sofá o de la cama. Pero es también el momento que tienes para ti y para tu cuerpo. A mediano plazo nos da resultados más que interesantes y que hacen que cada una de las gotas de sudor derramadas valgan la pena.

El organismo necesita descansar entre cada rutina. Las horas de sueño son vitales para poder recuperarnos del ejercicio. Pero que eso no se convierta en la principal excusa para faltar a tu entrenamiento.

¿Cuándo, de verdad, puedo no hacer ejercicio?
Ir al gimnasio solo cuando todas las condiciones son óptimas es imposible. Porque nunca nada será 100% perfecto. Siempre estaremos cansados, con ganas de dormir o hacer cualquier otra actividad.

Sin embargo, en ciertos momentos no es recomendable hacer ejercicio.

Por ejemplo, cuando estás resfriado (aunque hay estudios que indican que el deporte ayuda a liberar las fosas nasales y aumentar las defensas), cuando tenemos fiebre o si estamos de verdad fatigados.

Si la causa de la ausencia es razonable no hay problema de quedarse en casa. Es preferible eso a entrenar mal o arriesgarnos a incrementar aquello que nos está haciendo daño.

Tampoco es bueno que practiques ejercicio si estás muy dolorido (sobre todo en la espalda), si tienes una articulación inflamada o si te duele mucho la cabeza.

En esos días en que tu nivel de energía no está al máximo, el estrés del trabajo te tiene mal o quizás has dormido un poco menos que siempre… ¡Igual haz ejercicio! Es una perfecta vía de escape para liberar tensiones.


Probablemente te canses más de lo habitual, levantes menos peso o hagas menos repeticiones de cada ejercicio.

En lugar de hacer 1 hora de entrenamiento puedes hacer 30 minutos. Pero no te quedes sin hacer nada porque es peor. El cuerpo te lo reclamará en cuanto tenga oportunidad.

Es bueno que sepas que ir al gimnasio incluso cuando no te quedan más fuerzas te ayuda a estar más activo. Claro porque actividad trae más actividad (y eso también ocurre con la inactividad).

Estarás obligando a tu cuerpo a ponerse en marcha y moverse. Ese estímulo aumentará tu autoestima, tu vitalidad y tus energías.

Te sentirás realmente renovado, podrás desconectarte de los problemas y dejar de pensar en eso que tanto te preocupa.

¿Qué ejercicio puedo hacer cuando estoy sin energías?
Si todo lo que te hemos dicho antes no sirvió para motivarte a que hagas deporte en lugar de quedarte acostado en casa entonces puedes optar por el plan B. No es sentarte a mirar televisión ni cruzarte de brazos mientras ves atardecer por la ventana.

La idea es que hagas al menos un poco de movimiento para que ese día no quede tachado como “perdido” en términos deportivos.

Una de las mejores actividades que puedes llevar a cabo cuando te falta de energía es salir a caminar. No hace falta que sea muy lejos. Puedes dar unas vueltas a la manzana con tu perro o incluso ir a hacer la compra andando en vez de usar el coche.

Si vives en un edificio puedes subir por las escaleras y no en elevador (lo mismo si trabajas en una oficina).

También puedes aprovechar y poner a todo volumen tu música favorita (nada de baladas románticas, claro está) y bailar un rato. ¿Y qué te parece ponerte a jugar con tus hijos o limpiar la casa de manera más vigorosa?

Otra idea es salir a pasear en bicicleta por un parque o ir hasta el centro comercial a ver qué hay de nuevo en las tiendas.

Si quieres quedarte en casa puedes hacer unas sentadillas o estocadas mientras ves la TV o cualquier ejercicio que requiera acostarte en una colchoneta (por ejemplo, abdominales).
Todo ello hará que muevas el esqueleto y no te sientas peor por haber faltado a la clase de gimnasia.

No es lo mismo que el entrenamiento, por supuesto, pero al menos es algo que te ha ayudado a motivarte. Y, quién sabe, quizás era lo que necesitabas para vestirte acorde e ir a la academia.


Este artículo fue realizado gracias a mejorconsalud.com Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.

Comentarios