A pesar de tener menos cafeína que el té verde, el té
blanco es un gran activador que nos aporta energía y, además, nos ayuda a
acelerar el metabolismo.
El té blanco es delicado, de sabor exquisito y una de las mejores bebidas que podemos incluir en nuestros
desayunos.
Esta
bebida maravillosa nació
de casualidad hace ya unos 5000 años en China.
Dice
la leyenda que el emperador Shen Nung sintió sed mientras daba su paseo diario,
y para aplacar su necesidad, se decidió a hervir un poco DE agua en una olla.
De
casualidad, o por la magia del destino quizá, unas hojas de té blanco cayeron en su olla de agua
caliente para dotar a esa bebida de un sabor prodigioso que, además,
alivió el malestar y el dolor de cabeza del emperador.
Una
historia salpicada de cierta fantasía, lo sabemos.
Sin
embargo, algo que nos revelan varios estudios al respecto del té blanco es que
es increíblemente beneficioso.
De
hecho, es la bebida
con más antioxidantes de la que disponemos a día de hoy, y una de
las más adecuadas para prevenir el cáncer.
A
pesar de que su precio en el mercado es un poco más elevado que el del té verde
o el té rojo, es conveniente que lo tomemos a diario y, sobre todo, en las
primeras horas de la mañana.
Es
cuando nuestro organismo está más receptivo y cuando más nos podemos beneficiar
de sus virtudes. A continuación, te damos 5 buenas razones para que lo incluyas
en tu desayuno.
1. Es la bebida más rica en antioxidantes
El
nivel de antioxidantes en el té blanco es mayor al del verde y el té negro.
Así
pues, te proponemos que a partir de mañana mismo te animes a incluir una taza
en tu desayuno.
De
ese modo, tu hígado y tu sistema inmunitario agradecerán el poderoso aporte de
los siguientes elementos:
-El
galato de epigalocatequina (EGCG): Son un tipo de catequinas, unos
antioxidantes polifenólicos muy adecuados para protegernos del cáncer.
-Taninos:
En lo que se refiere a los taninos, cabe decir que su nivel es mucho más bajo que el de otros tipos de
té.
Lejos
de ser una desventaja, para mucha gente es sin duda algo positivo, porque hace
que su sabor sea más suave y menos astringente.
-Teaflavinas
(TFS): Son un tipo de polifenoles que le dan a este té su característico sabor
dulce.
2. Nos ayuda a bajar de peso
El
té blanco es un buen complemento en nuestra dieta para favorecer la pérdida de
peso. Su acción adelgazante se basa en los siguientes factores:
-Inhibe
la formación de nuevas células de grasa.
-Moviliza
la grasa de las células adiposas más resistentes.
-Estimula
la lipólisis: El té blanco acelera
el metabolismo para que podamos quemar grasa.
3. El té blanco cuida de nuestra piel y nuestro cabello
Como
ya sabemos, el nivel de antioxidantes del té blanco es algo prodigioso. Gracias
a ello, fortalecemos el tejido conectivo para prevenir inflamaciones cutáneas,
la caspa o incluso el eczema.
-La
catequina EGCG es muy adecuada para prevenir la caída del cabello. Además,
también es muy eficaz para el tratamiento de la dermatitis seborreica del cuero
cabelludo.
-Esta
también se considera como un agente natural que propicia y cuida de la juventud
de las células de la piel.
-Asimismo,
y debido al alto contenido de fenoles, el té
blanco fortalece y estimula la producción de elastina y el colágeno
(proteínas importantes que se encuentran en los tejidos conectivos, ideales
para la prevención de las arrugas).
4. Nos ayuda a mantener la energía a lo largo del día
Como
hemos señalado con anterioridad, el té blanco tiene una menor cantidad de
L-teanina (un aminoácido que aumenta el estado de alerta y que, a su vez, tiene
un efecto calmante sobre la mente).
-Ahora
bien, el que no sea un activador natural como lo puede ser el café encierra
otro beneficio, si cabe, aún más interesante: es un buen hidratante, perfecto para mantener la
energía a lo largo de la mañana.
-Asimismo,
este aminoácido tan interesante nos ayuda a aumentar la producción de
serotonina y dopamina en el cerebro, neurotransmisores claves para elevar el
ánimo y mantenernos alerta.
5. Mejora la salud del hígado
Te
gustará saber que las catequinas presentes tanto en el té verde como en el té
blanco son muy adecuadas para protegernos frente a diversas enfermedades
hepáticas como puede ser la hepatitis.
-Lo ideal es tomarnos uno o dos vasos de té blanco al
día. Podemos combinarlo con otro tipo de té, pero, al igual que
ocurre con otras bebidas como el café, la clave está en el equilibrio.
-Gracias
a sus antioxidantes, vitaminas y minerales, estimulamos la función hepática y
facilitamos el que este órgano tan importante pueda llevar a cabo sus tareas de
desintoxicación.
Así
pues, no lo dudes, y empieza bien el día: incluye en tu desayuno algo de fibra,
fruta, un poco de proteína y una buena taza de té blanco.
Tu
salud lo notará.
Este
artículo fue realizado gracias a mejorconsalud.com
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