Te verde, una taza de salud

Originario de china, el té verde es muy rico en antioxidantes que le dotan de propiedades y efectos terapéuticos alabados por numerosos estudios, demostrando su capacidad de proteger contra enfermedades degenerativas y el envejecimiento de las células.

El té constituye la segunda bebida más consumida en el mundo, sólo detrás del agua.
Procedente de la misma planta que el té negro, el té verde se elabora con las hojas cocidas al vapor y posteriormente secadas; mientras que en el caso del té negro se dejan marchitar las hojas, se enrollan, se dejan fermentar y se secan. Pero como el té verde está menos procesado que el té negro, contiene más cantidad de antioxidantes y por ello, es el más potente de los dos.

En China se consume desde hace casi 3.000 años, tanto por sus propiedades estimulantes como medicinales. La medicina china utiliza el té verde para aliviar dolores de cabeza, eliminar toxinas y prolongar la juventud.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XVII, que el té se extendió y se convirtió en una bebida popular en Europa.

A pesar de que el té se lleva bebiendo desde hace miles de años, las investigaciones científicas para documentar los potenciales beneficios para la salud de esta antigua bebida no tuvieron lugar hasta décadas recientes. De estos estudios se ha comprobado que el té verde contiene altos niveles de unas sustancias llamadas polifenoles, que poseen propiedades antioxidantes, anticancerígenas e incluso antibióticas.

Un grupo cada vez mayor de estudios clínicos sugieren que el consumo regular de té verde puede reducir la incidencia de una variedad de cánceres, incluyendo el de colon, páncreas y estómago. También puede ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas y del hígado.



Composición y estudio químico del té verde
Las hojas de té contienen un 5-6% de agua y un 4-7% de sales minerales, especialmente ricas en potasio y manganeso. Otros compuestos minoritarios que también pueden encontrarse en el té son ácidos orgánicos, compuestos glúcidos, azúcares reductores, gomas y pectinas, e incluso un pequeño porcentaje de lípidos.

Entre los principios activos responsables de la actividad terapéutica del té verde destaca su contenido en compuestos polifenólicos (3%). Es importante señalar que los polifenoles disminuyen con la edad de la planta y con la época de recolección, para plantas de la misma edad, es menor en primavera y máximo en verano.

En la planta fresca, la cafeína se encuentra combinada con los ácidos orgánicos formando un compuesto conocido como tanoide. Esta es la razón por la que el té negro tiene una acción más estimulante sobre el sistema nervioso que el té verde, puesto que durante el proceso de fermentación se rompe este tanoide dejando libre la cafeína. Por último, no podemos olvidarnos de mencionar la presencia de vitaminas y enzimas.

Acción farmacológica del té verde 
Gracias a su variada composición química, el té posee interesantes efectos terapéuticos. Los polifenoles del té verde son potentes antioxidantes; algunos estudios han demostrado que los polifenoles más frecuentes del té verde son más potentes para suprimir los radicales libres que las vitaminas C o E. Además, diferentes estudios han comprobado que es anticancerígeno, siendo capaz de contrarrestar la aparición y desarrollo de diferentes tipos de cáncer, y ayuda a frenar el envejecimiento y el avance de algunas enfermedades degenerativas.

La cafeína hace que actúe como estimulante del sistema nervioso y bulbar -estimula los centros respiratorios y vasomotores que se encuentran a nivel del bulbo.

El té verde también presenta acción diurética, broncodilatadora y astringente. Disminuye los niveles de azúcar en sangre, es decir, es hipoglucemiante, y tiene ligeros efectos antibióticos frente a ciertas bacterias como los estafilococos y algunos virus.

Reduce los niveles de LDL -colesterol malo- y de triglicéridos plasmáticos, al tiempo que eleva los niveles de HDL -colesterol bueno. La formación de coágulos sanguíneos -trombosis- es la causa principal del ataque cardíaco y angina de pecho, y el té verde ha demostrado ser capaz de reducir la formación anormal de coágulos sanguíneos con una eficacia similar a la de la aspirina, gracias a su actividad vitamínica P.



Aplicaciones terapéuticas 
Los estudios del laboratorio muestran que el extracto verde del té protege contra muchas enfermedades degenerativas comunes. Su capacidad del té verde para prevenir el cáncer está tan establecida, que los estudios actuales están probando el té verde como posible terapia potencial contra el cáncer.

Los estudios experimentales llevados a cabo sugieren que los componentes del té verde pueden ayudar a prevenir el cáncer de piel cuando se aplican directamente sobre la piel. Los polifenoles del té también pueden ayudar a broncearse y a proteger la piel contra el daño provocado por el sol.

Por sus acciones estimulantes del sistema nervioso, puede emplearse para aliviar tanto la fatiga física como la fatiga mental. Además puede contrarrestar los síntomas de un ataque de asma por su actividad broncodilatadora.

En caso de diarrea, el té puede frenarla porque sus taninos le confieren actividad astringente, pero hay que tener precauciones porque en algunos casos puede provocar algunas molestias digestivas.

Las bolsitas de té verde, una vez usadas, pueden emplearse como cataplasmas sobre los ojos cansados; ayuda a relajar los músculos de los ojos y reducir las bolsas que se forman alrededor de ellos. De igual manera, se puede preparar una infusión y aplicarla también en forma de compresas sobre la frente, para aliviar el dolor de cabeza.

Precauciones:
Dado que el té verde es una bebida ampliamente consumida, generalmente se considera seguro. Sin embargo, es preciso señalar que contiene cafeína, aunque en un nivel inferior al té negro o al café.

Efectos secundarios:
Por su contenido en cafeína, puede provocar insomnio, nerviosismo y otros síntomas similares. Además, dado que tiene una acción diurética, se puede observar un aumento en la orina. En cuanto a su contenido en taninos, si se toman infusiones concentradas o en ayunas, puede provocar náuseas y vómitos, aunque este efecto es más marcado en el té negro.

Contraindicaciones:
Debido a todo lo comentado anteriormente, no está indicado para niños.

Interacciones medicamentosas:
En caso de estar tomando medicamentos del tipo IMAO -inhibidores de la mono-amino-oxidasa-, se debe tener en cuenta que la cafeína presente en el té verde puede causar inconvenientes.

Presentaciones de té verde disponibles en el mercado 
Diferentes estudios llevados a cabo sugieren que tomar 3 tazas de té verde al día ayudan a proteger contra el cáncer. Pero dado que a muchas personas no les agradan las infusiones, los laboratorios farmacéuticos fabrican cápsulas con extractos de té verde o presentaciones líquidas. En estos casos, hay que seguir siempre las indicaciones dadas por el fabricante, especialmente cuando el extracto no sea estandarizado, ya que la concentración de principios activos puede variar de una marca a otra.

El té verde es poco aromático, de sabor amargo y la infusión obtenida es verdosa; a diferencia del té negro que es más aromático, de sabor astringente y su infusión es de color rojizo.

Receta: Té helado a la menta 

Deleitarnos con el placer de un té helado es muy sencillo, sólo hay que preparar una infusión con una cucharadita de té verde por taza de agua hirviendo que se deja reposar durante 10 minutos, tapando la taza para evitar que se pierdan los principios activos volátiles. Transcurrido el tiempo se cuela y momentos antes de tomarlo se agrega un poco de hielo picado y unas hojitas de menta o hierbabuena. Si se desea, se puede endulzar con azúcar de caña o miel, a gusto.

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