Para alcanzar la armonía es preciso
coordinar los diferentes tonos de manera armónica. No obstante, los excesos en
los colores pueden tener efectos negativos en la mente.
Muchas son las investigaciones que se han realizado sobre los
colores en cualquier aspecto de la vida, entre ellas la vestimenta, la comida y
la decoración de ambientes. Más allá de
creer o no en el Feng Shui, lo cierto es que la psicología también ha estudiado
el fenónemo de los tonos relacionados al estado de ánimo. Aprende más en el
siguiente artículo.
Qué saber sobre los colores
GregoryBatler |
La percepción de los colores por medio del ojo es un proceso
neurofisiológico complejo, que está asociado a un evento físico de la luz que
provoca sensaciones en las personas y hasta en los animales. Básicamente, son
energía que afectan de diferentes formas, produciendo experiencias diversas,
aunque con patrones similares. Cada uno de los colores tiene un significado
diferente:
-Blanco:
simboliza la pureza, la paz, la inocencia, el optimismo. Se lo asocia a la
divinidad, a la estabilidad, a la armonía y a la calma.
-Amarillo:
Irradia siempre a todas partes y, sobre todo, es el color relacionado a la luz
del sol y representa la inteligencia.
-Naranja:
es el color del fuego y las llamas, simboliza la energía, el regocijo, el
placer y también se lo relaciona al sol.
-Rojo:
es el más excitante. Representa el poder, la energía y la vitalidad.
-Violeta:
indica la ausencia de tensión, simboliza la calma, la serenidad, la dignidad y
el autocontrol.
-Azul:
Es un color que transmite serenidad, sinceridad, armonía, fidelidad, y
confianza.
-Verde:
es la esperanza, la naturaleza, es la armonía perfecta entre el cielo (azul) y
el sol (amarillo). También expresa deseo, equilibrio y descanso.
-Rosa:
es sinónimo de ingenuidad, ternura, bondad, ausencia de todo mal.
-Negro:
lo opuesto a la luz, lo que está escondido, la muerte, la noche.
-Gris:
iguala a todas las cosas, expresa aburrimiento, desconsuelo, vejez e
indeterminación.
¿Cómo usar los colores en cada ambiente?
Más allá de los significados de cada uno de los colores, en
el caso de los ambientes de una casa hay que tener muy en cuenta cuál utilizar.
Esto se debe a que todos tienen un “poder” oculto, que, aunque no lo creamos,
nos modifica en nuestras conductas y estados de ánimo.
En el caso del blanco, está aconsejado en todos los sitios
donde se requiera la serenidad y la paz
mental en los más altos niveles; el gris
se puede usar en oficinas porque simboliza el éxito e inspira a la creatividad;
el amarillo sirve para aclarar las mentes cuando están confusas y ayuda a
estimular el cerebro; el naranja aumenta la inmunidad y la potencia, pudiendo
ser una excelente opción para una habitación o una sala, también para la cocina
porque tiene un efecto de tibieza; el rojo
se usa para intensificar el metabolismo, es sinónimo de pasión, puede usarse
para la habitación matrimonial, por ejemplo; el azul disipa los
temores y tranquiliza la mente, ideal para un recibidor y el verde equilibra
las emociones, estimula la compasión y revitaliza el espíritu.
Pero cuidado con los excesos en los colores, porque tienen
efectos negativos en la mente. Si la
casa está demasiado pintada de blanco, sin otros tonos, provocará
desorientación y cansancio; si hay mucho amarillo, produce
agotamiento y demasiada actividad mental; el violeta pensamientos negativos, el
azul genera depresión, pesadumbre y aflicción; el rojo agitación, tensión y ansiedad
y el naranja, ansiedad.
Por ello se recomienda no abusar de un solo color en un
ambiente, sino tratar de combinarlos con los muebles, por ejemplo, o dejar
alguna pared en blanco con una guarda en otro color. Para alcanzar la armonía es preciso coordinar los
diferentes tonos de manera armónica. Ten en cuenta que los colores cálidos se
consideran estimulantes, excitantes y alegres. Los fríos sedantes, tranquilos y
hasta deprimentes.
El Feng Shui y los colores
ChellyRika |
Para esta filosofía oriental, los colores tienen una energía
particular. Es bueno saber que los colores de las paredes inciden en el
bienestar o el malestar de los que ocupan la vivienda. Pretende utilizar las
leyes de la tierra y del cielo para poder mejorar la vida y la energía.
Es un sistema y arte que busca la armonización, cada color
tiene una energía particular, por lo que depende
de cómo pintamos la casa cambiará nuestra forma de relacionarnos, de dormir, de
trabajar, de estudiar. Antes de decidir qué tono utilizar es preciso
consultar con un experto en Feng Shui. Sólo por citar un caso, si pintamos de
gris, es probable que nos sintamos deprimidos y tristes, lo mismo que ocurre
con los días nublados.
Para poder canalizar mejor las energías y lograr buenos
resultados y una convivencia pacífica, deberás reflexionar sobre los tonos de
cada ambiente y no abusar de ninguno de ellos en particular, por más que seas
fanático o te guste mucho.
El Feng Shui se basa en cinco
elementos, cada uno de ellos tiene un color asociado. Para que la energía fluya de manera equilibrada es preciso
que estén todos y en perfecta armonía. El fuego está relacionado a las gamas de
rojos, rosadas y naranjas (espacios energéticos, dinámicos y vitales); la
tierra con los marrones y amarillos (seguridad y estabilidad); el metal con los
blancos, plateados y algunos dorados (reflexión y planificación); el agua con
los negros y azules (sensaciones frescas, misteriosas y fluidas) y la madera
con los verdes (ambientes de crecimiento, expansivos y juveniles).
Esto quiere decir que para que un
ambiente esté en armonía, deben estar presentes los cinco elementos, aunque sea
con algún detalle de cada uno.
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