Para mantener un sano
equilibrio, el organismo necesita agua. Y aunque mucho se sabe sobre los
peligros y las consecuencias de la deshidratación, poco se sabe de los peligros
que el exceso de agua puede provocar en el cuerpo.
Consumir agua es importante.
El conocimiento popular recomienda 2 litros de agua diarios, pero se debe tener
en cuenta que la necesidad de agua es individual y particular para cada
persona, determinada por factores internos como el organismo, la edad,
contextura física y nivel de actividad, y factores externos, como el clima, la
humedad, altitud, etc.
El exceso de agua en el
organismo es más peligroso de lo que podría pensarse. Por un lado, minerales
como el potasio, el sodio y el magnesio se diluyen más rápidamente, lo que
ocasiona cansancio y calambres. Por otra parte, al no encontrar niveles
adecuados de sodio en el torrente sanguíneo, el cerebro altera su
funcionamiento para adaptarse a esta carencia, lo que puede desencadenar
vómitos, nauseas, dolores de cabeza, convulsiones y hasta parálisis.
Este desequilibro de
minerales en el organismo también perjudica a los riñones. Los cambios en los
niveles de potasio, por otro lado, pueden llegar a causar severos daños, como
ataques cardíacos repentinos -y en ocasiones también mortales.
El agua y el cuerpo humano
El agua representa más de la
mitad del peso total de una persona, y se encuentra distribuida en el organismo
de forma intracelular, que representa entre el 50% y el 60% del total del agua
corporal, y extracelular. El agua extracelular representa un 20% del total de
agua, del cual un 8% se encuentra en la sangre misma, y el resto forma parte de
los sólidos celulares, tales como la dermis, el colágeno, los tendones, etc.
Si bien el porcentaje de
agua presente en sangre es pequeño, resulta fundamental para el correcto
funcionamiento del cuerpo entero. La cantidad necesaria está determinada por la
necesidad de líquidos y su concentración osmótica de cada organismo bajo
circunstancias normales, ya que el sudor, una alimentación muy salada, vómitos,
diarreas y fiebres altas causan deshidratación, y un consecuente aumento en la
necesidad de agua.
El equilibrio hídrico
El tubo digestivo se encarga
de absorber el agua, mientras que los riñones se encargan de eliminarla,
excretando varios litros diarios, o por el contrario, conservando agua en el
organismo y eliminando menos de medio litro diarios.
El exceso de agua va a los
intestinos, que ocasiona una pérdida de sal en el cuerpo. Esta modificación de
los niveles de sodio afecta al cerebro, pudiendo provocar un edema cerebral.
La concentración de sodio en
el organismo es un indicador del volumen de agua, ya que el organismo trata de
mantener el nivel de agua total y una constante concentración de electrolitos,
entre ellos el sodio. Cuando el nivel de sodio es elevado, el cuerpo retiene
agua para diluir el exceso de sodio, provocando una reducción en la producción
de orina y un aumento de la sensación de sed. Por el contrario, cuando la
concentración de sodio es insuficiente, los riñones eliminan más agua para
restaurar el equilibrio.
Se recomienda beber por lo
menos un litro y medio de agua por día es para aquellas personas con un
funcionamiento renal sano y normal, y que no transpiren demasiado. Con esa
ingesta se asegura una compensación de las pérdidas diarias de agua y se
mantiene el equilibrio.
¿Qué es la potomanía?
La potomanía es un trastorno
relativamente desconocido. Consiste en el deseo frecuente y compulsivo de beber
grandes cantidades de líquidos, independientemente de la sed, acompañado de una
sensación de placer. Se cree que puede ser un trastorno psiquiátrico, ya que
comparte ciertos aspectos con otros trastornos del autocontrol y los impulsos.
Una persona debería de
consultar con un especialista en caso de beber 7 litros o más de agua por día.
Un endocrinólogo podrá determinar si existe algún trastorno hormonal o alguna
otra patología que justifique la ingesta de agua.
Por lo general, beber
grandes cantidades de agua u otros líquidos no genera híper-hidratación, ya que
el mismo cuerpo se encarga de regularla y eliminar los excesos, siempre y
cuando los riñones y el corazón funcionen con normalidad. Sin embargo,
repetidos episodios de potomanía pueden alterar el correcto funcionamiento de
los riñones, ocasionando un desequilibrio de electrolitos y fluidos en el
cuerpo. En estos casos puede aparecer hiponatremia, consecuencia directa y grave
de la potomanía en la que el organismo concentra niveles de sodio en sangre
demasiado bajos, impidiendo el normal funcionamiento del cerebro, los músculos
-incluyendo el corazón- y el metabolismo.
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