Resulta una de las frutas
más recomendadas para la rehidratación y recuperación física después de
cualquier deporte o actividad. Y aunque no lo creas, la mandarina es
considerada en la medicina china materia prima de primer orden.
Su sabor dulce y
refrescante, su escasa acidez, y la suavidad de su pulpa convierten a la
mandarina en uno de los cítricos más populares. Contiene vitaminas C y B, ácido
cítrico, azúcar reductora y caroteno, y sus semillas contienen aceites grasos,
proteínas y sustancias amargas.
Es una gran fuente de
vitamina C, aunque en menor medida que otros cítricos; vitamina esencial que
estimula la formación de anticuerpos y la actividad de los fagocitos (célula
capaz de englobar y destruir microbios y células extrañas). Algunas
enfermedades tales como el cáncer, VIH, enfermedades infecciones e
inflamatorias crónicas, disminuyen la concentración de vitamina C en el plasma,
por lo que es importante asegurar su aporte por medio de la alimentación. En
casos de tabaquismo, alcoholismo, consumo de ciertos medicamentos, embarazo y
lactancia, estrés emocional o ambiental, y práctica intensa de deportes, se recomienda
el consumo de mandarinas, precisamente por su aporte de vitamina C. Pero no
sólo se recomienda para personas con alguna enfermedad; la mandarina aporta
grandes beneficios, sobre todo en épocas invernales y cambios estacionales,
cuando los altibajos en el sistema inmunológico son frecuentes y se es propenso
a contraer catarros o infecciones.
Es una de las frutas con más
carotenoides
Aporta beta-criptoxantina y
beta-caroteno en grandes cantidades. Junto con la vitamina C, estos elementos
proporcionan a la mandarina propiedades que van más allá de las netamente
nutricionales; los antioxidantes combaten los radicales libres, responsables
del desarrollo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y cáncer.
Para casos de anemia
ferropénica, el consumo de alimentos ricos en hierro junto con mandarinas es
altamente recomendado, ya que la vitamina C ayuda a la absorción del hierro por
parte del organismo.
Para quienes practican
deportes, la mandarina representa una buena alternativa para reponer sales,
minerales y líquido perdidos después de la actividad física. Por su contenido
de potasio, vitamina C, carotenoides y otros nutrientes, la mandarina ayuda a
la recuperación del cuerpo tras la actividad física, a minimizar el riesgo de
lesiones, y a potenciar las defensas. Durante competición o entrenamientos de
más de 90 minutos, en donde la pérdida de glucosa, agua y electrolitos es más
pronunciada, el jugo o zumo de mandarina mezclado con agua, bicarbonato y
azúcar cumple la función de bebida rehidratante.
El ácido cítrico alcaliniza
la orina y ayuda a combatir infecciones. Por su alto contenido de ácido
cítrico, junto con el agua y el potasio, la mandarina posee un efecto diurético
y favorece la eliminación de ácido úrico, por lo que resulta muy beneficioso
para casos de hiperuricemia o gota, y litiasis renal.
Otra vitamina abundante en
la mandarina es el ácido fólico o folatos, imprescindible en los procesos de
división y multiplicación celular. Es por este motivo que se recomienda la
ingesta de alimentos con alta concentración de esta vitamina en embarazadas, especialmente
en los primeros meses de gestación, y por lo cual la mandarina resulta
altamente beneficiosa.
Fibra y potasio
Por su bajo contenido de
sodio y su alta concentración de potasio, la mandarina es muy recomendable para
personas con problemas de hipertensión arterial o afecciones de vasos
sanguíneos y el corazón. También se recomienda su consumo a personas que toman
diuréticos que eliminan potasio y quienes padecen bulimia, ya que los episodios
de vómito autoinducido provocan grandes pérdidas de este mineral.
Al ser una fuente natural de
fibra, la mayor parte de la cual se encuentra en la pulpa blanca debajo de la
piel y entre los gajos, la mandarina resulta esencial para combatir el
estreñimiento, ya que la fibra estimula el movimiento intestinal. La fibra
favorece el tránsito de la materia fecal a lo largo del colon, disminuyendo la
exposición entre sustancias nocivas y la pared del aparato digestivo, y también
ayuda a disminuir la absorción de grasas, por lo que resulta una fruta idónea
para quienes sufren problemas de hipercolesterolemia, diabetes y exceso de
peso.
El ácido oxálico contenido
en la mandarina puede formar sales con ciertos minerales como el calcio, y
formar oxalato cálcico. En caso de padecer cálculos renales, el consumo de mandarina
podría agravar la situación.
La mandarina: propiedades
nutritivas
La mandarina está
principalmente compuesta por agua. En relación a otros cítricos, aporta muy
pocos azúcares, y por lo tanto, menos calorías.
Sobresale su alto contenido
de vitamina C, aunque es menor que en la naranja, el ácido fólico y la
provitamina A, ésta más abundante que en otros cítricos. También es destacable
la presencia de ácido cítrico, potasio y magnesio, y, en menor medida, ciertas
vitaminas del grupo B y minerales como el calcio.
Nuestro organismo transforma
la provitamina A o beta-caroteno en vitamina A conforme la necesita. Ésta es
esencial para el cuidado de la piel, la visión, el cabello, las mucosas, los
huesos, y el correcto desempeño del sistema inmunológico. Por su parte, la
vitamina C interviene en la formación de colágeno y glóbulos rojos, y favorece
la absorción de hierro y la resistencia a infecciones. Ambas vitaminas, la A y
la C, cumplen también una función antioxidante.
El ácido cítrico actúa como
desinfectante, y potencia la acción de la vitamina C, mientras que el ácido
fólico interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis
del material genético, y en la formación de anticuerpos.
El potasio, también presente
en la mandarina, es un mineral necesario para la transmisión y generación del
impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviniendo también en
el equilibrio de agua dentro y fuera de las células.
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