Mikael
Ekblad, del Turku University Hospital en Finlandia y dos colaboradores han
llegado a la conclusión que fumar puede tener un efecto relevante tanto a corto
como a largo plazo en el desarrollo del bebé, concretamente en el de su
cerebro.
Según
relatan Ekblad y su equipo, los estudios han encontrado que puede afectarse la
formación de conexiones entre neuronas e incluso la supervivencia celular.
En
otros aspectos del desarrollo también hay efectos ya que, al parecer, otros
investigadores han encontrado que los bebés con exposición prenatal al tabaco
son más excitables, muestran más signos de estrés y demandan más contacto que
los que no fueron expuestos a estas sustancias.
Entre
los hallazgos destacan los cambios posibles en el crecimiento de la cabeza, en
el volumen del cerebro de los niños tanto recién nacidos como en su infancia, y
por último los cambios en el funcionamiento cerebral.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en sabias.es
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